Si quieres saltar, tendrás que tomar impulso y alzar los dos pies del suelo a la vez… No hay otra. Al igual que en la vida, cuando de verdad deseas ganar, has de ser capaz de tomar riesgos sin miedo.
O aprender a lidiar con él, mejor dicho, porque el miedo, amiga, nunca llega a desaparecer del todo… Con suerte, se convierte en excitación, anticipación o mariposas revoloteando por tu estómago. Para que así sea, solo necesitas cambiar de actitud 😉
Transformar el miedo
A la hora de aprender a tomar riesgos y afrontar el miedo con éxito, primero es preciso entender en qué consiste.
El miedo es tan solo una emoción con una función importante: Garantizar tu supervivencia.
Esto es útil y necesario cuando te encuentras en situaciones de peligro, pero se convierte en un problema si el miedo es irracional o desproporcionado. Lo vemos claramente en el caso de ciertas fobias que limitan la vida de quienes las padecen, como por ejemplo, el miedo a los espacios cerrados, el miedo a hablar en público o el miedo a volar.
Obviamente, si tu miedo es patológico, tendrás que abordarlo con un especialista, pero en la mayoría de las ocasiones, se trata de una reacción normal ante la incertidumbre y lo desconocido. Y con un poco de práctica, serás capaz de transformar tu miedo en motivación.
Al fin y al cabo, al salir de la zona de confort (aquellas situaciones, entornos, actitudes… etc que nos hacen sentir cómodos) entramos en terreno desconocido y por ello es normal que nuestro cuerpo se ponga en modo alerta. Pero es precisamente entonces cuando nos abrimos a nuevas oportunidades… Porque si continuamos operando de la misma manera siempre, al final, nos metemos en un bucle que nos impide lograr cosas distintas.
Para minimizar el miedo necesitas gestionar la incertidumbre. Y para ello te vendrá de perlas tener un plan de contingencia, o sea: Un plan B. Así que empieza a preguntarte cuáles son los posibles escenarios si te atreves a dar el salto y qué alternativas tienes en caso de que las cosas no salieran como habías pensado. La previsión te hará más fuerte.
Dar el salto como una pro
Cuando llega el momento de lanzarse… ¿cómo lo haces?, ¿cómo puedes saltar como una pro sin darte el porrazo de tu vida?
Bueno, primero necesitas tener claro que el riesgo cero no existe. Si quieres conquistar las más altas cimas subida en un camión blindado que te proteja de inclemencias y adversidades, vete abandonando la idea cuanto antes… Para triunfar, tendrás que exponerte y mojarte el culo. No hay otra opción. Pero si tomas riesgos calculados todo será mucho más sencillo.
Porque no es lo mismo saltar al vacío con los ojos cerrados, que medir la distancia y concluir que en caso de caída lo máximo que te podría pasar es que te torcieras un tobillo… Quizás, ese riesgo sí que lo puedes asumir. Incluso si saltar NO es lo tuyo.
Así que NO seas kamikaze y apuesta por los pequeños pasos que te permitan avanzar de manera constante. De vez en cuando tomarás un impulso mayor, ya lo verás… Lo importante es que te vayas acostumbrando a la aventura y que poco a poco generes cierta tolerancia a lo incierto. Disfruta el proceso y no lo aceleres. ¡No hay necesidad!
Otra perspectiva que te ayudará a saltar sin miedo es la de perder el temor al fracaso. O mejor dicho… La de borrar la palabra «fracaso» directamente de tu vocabulario. Los fallos garrafales no existen si empiezas a considerarlos lecciones valiosas de vida. Sin errores, no hay crecimiento.
De nuevo, cambiar la perspectiva transforma tu realidad y te permite adoptar una actitud muy distinta.
Pero a veces NO es fracasar precisamente lo que nos intimida, sino ¡la posibilidad de tener éxito! Al fin y al cabo, el éxito es territorio desconocido (de nuevo aparece aquí el anclaje a la zona de confort) y a veces, el temor a que nuestra vida cambie o a no estar a la altura (véase síndrome del impostor) puede llevarnos al puro autosabotaje. Trabajar la autoestima y el merecimiento es algo clave si queremos perder el temor a llegar a lo más alto.
Por último, tendrás que ser capaz de crearte una coraza ante las críticas...
Tomar riesgos, muchas veces supone ir contra corriente. Por lo que te verás sometida a los juicios y las opiniones de aquellos que prefieren seguir los pasos del redil. ¡No dejes que te afecte! Posiblemente te atacan porque tu valentía les recuerda su mediocridad. El problema no es tuyo… Es de ellos. ¡Adelante con tus sueños y no des ni un paso atrás!
Espero que estas reflexiones te ayuden a reafirmar el compromiso con tus sueños, impulsen tu emprendimiento y te den alas.
Y ahora, cuéntame, ¿cómo lidias tú con el miedo?