El concepto de animal simbólico se lo debemos a Ernst Cassirer (1874-1945), un reputado filósofo alemán, que se interesó por las áreas de la cultura y la epistemología (la rama de la filosofía que estudia las bases del conocimiento). Cassirer nos introdujo al universo simbólico en su obra «Filosofía de las Formas Simbólicas» y en este post abordaremos la manera en la que los símbolos constituyen parte fundamental de lo humano.
Animal racional y zoon politikon
Cuando pensamos en la concepción a lo largo de la historia de aquello que caracteriza al ser humano, posiblemente, lo primero que nos venga a la cabeza sea la idea aristotélica de ‘animal racional’ y su discurso de cómo la capacidad de pensar y argumentar es lo que nos hace diferentes del resto de los animales.
También fue Aristóteles quien hizo hincapié en la cualidad del ser humano como ‘zoon politikon’ (ζῷον πολιτικόν), o sea, animal social. Obviamente, esta característica no nos separa de los animales sino que nos vincula a gran parte de ellos, puesto que muchas especies, entre ellas los lobos y los leones, por ejemplo, también son gregarias y viven en grupos estructurados de maneras más o menos complejas. En cualquier caso, resulta innegable que la necesidad de socialización es algo que nos caracteriza, y de hecho, el miedo irracional al aislamiento y al ostracismo están detrás de problemáticas como el síndrome de Solomon o la herida de la bruja, por ejemplo.
Vinculado a las ideas de animal racional y animal social emerge el concepto de ‘animal simbólico’ de Cassirer. Dicho criterio tiene que ver con el de animal racional porque, obviamente, para crear símbolos es necesario usar la capacidad de abstracción y la inteligencia. Mientras que también se relaciona con la noción de animal social, porque lo simbólico está fuertemente vinculado a la cultura. Y es que los símbolos permiten la transmisión de los valores, las creencias y las normas propias de cada sociedad.
Universo simbólico
Por tanto, si queremos llegar a comprender al hombre es necesario analizar su universo simbólico. Porque aunque es verdad que los símbolos tienen ese cariz cultural al que nos referíamos antes, y que se postulan como un lugar común y compartido, también es cierto que cada persona se apropia de sus símbolos y les otorga un matiz especial.
El universo simbólico se convierte en nuestro filtro ante el mundo, de tal manera que no vemos la realidad tal cual es, sino que se nos antoja tal cual la interpretamos. De este modo, los símbolos se constituyen como metáforas y representaciones del mundo que compartimos a nivel social.
Personalmente me gusta mucho la idea de ‘animal simbólico’ de Cassirer y me identifico como tal 🙂
¿Y tú?, ¿conocías este concepto?, ¿qué te ha parecido?
Conocía la definición del ser humano como animal simbólico. Recuerdo haber leído su libro.