Siguiendo nuestra senda por diferentes arquetipos, llegamos a la figura del sabio, ése hombre mayor que gracias a su conocimiento y su experiencia guía al héroe en su camino hacia el preciado elixir.
La cara luminosa y la cara oscura del sabio
La del sabio es una de las doce figuras arquetípicas principales que se utilizan en Literatura y Marketing para construir personajes y marcas coherentes y con carácter.
Representa al mentor, a esa persona experimentada que pone su conocimiento al servicio del buscador o héroe, para que éste pueda cumplir la misión que le ha sido asignada (su propósito de vida)
El sabio es Gandalf en el Señor de los anillos o Dumbledore en Harry Potter. Siempre aparece en el momento adecuado y brinda un apoyo de valor incalculable al protagonista de la historia.
Su misión pasa por ayudar al joven aventurero a que encuentre la senda correcta y aconsejarle para que tome las mejores decisiones. El sabio es la voz de la experiencia y la cordura, por eso, en su vibración más elevada es implicado, honesto, consciente, práctico, formado, tranquilo, paciente y tolerante.
Pero como todo arquetipo, también tiene su sombra, y ésta nos habla de un anciano excesivamente rígido, crítico y cuadriculado.
Analogías del sabio
Si buscamos en el mundo del conocimiento y la cultura, nos será fácil encontrar marcas que se han inspirado en el arquetipo del sabio. Por ejemplo, la universidad de Cambridge, el periódico The Independent, el buscador Google, la afamada Wikipedia, o la cadena de noticias CNN.
El sabio tiene su correspondencia entre los arquetipos zodiacales. Su relación con el arquetipo de Virgo es innegable. Y es que la Virgen hace referencia a atributos tales como la paciencia, el perfeccionismo y la lógica.
¿Y tú? ¿Reconoces este arquetipo en ti? ¿Has tenido maestros o mentoras que te recuerden a él?
¡Te leo!
La verdad es que siempre eché de menos en mi vida, la figura de un sabio. No la tuve, y ahora que tengo 50 años, valoro más que nunca lo que me perdí.
En ocasiones, encontrar al sabio, que siempre se me viene a la cabeza con sujetando una luz o candil, no sólo no tiene precio, si no que realmente marca la diferencia.
Mi padre pudo haberlo sido si no hubiera ejercido a la vez de Juez, y anulado entonces, esa figura tan preciosa, necesaria. Lo bueno, puedo ser esa » sabia » para mis hijos.
Se me da bien.
Qué bonita reflexión, Raquel. Encontrar dentro lo que no hayamos fuera <3