Diseño de metas

Vivir sin metas es vivir sin dirección, y por lo tanto, sentirnos completamente perdidas.

A menudo, la causa de la infelicidad de muchas personas reside en que desconocen cuáles son sus objetivos. Por lo tanto, les parece que la vida está vacía y carece de sentido. Viven con el piloto automático puesto, dejándose llevar sin plantearse ningún tipo de interrogante.

Ponerle remedio a esta sensación de nihilismo existencial es más sencillo si nos paramos a reflexionar sobre cuál es nuestra dirección. A veces, lo difícil es precisamente parar y dejar de llevarnos por la inercia que deriva en el abismo. Pero si queremos VIVIR, con mayúsculas, ese parón meditativo es necesario.

A continuación te propongo un paso a paso para que clarifiques cuáles son tus principales metas en esta vida.

Cómo clarificar tus objetivos vitales

Establecer metas nos hace sentirnos bien por dos razones: Primero, porque al hacerlo estamos mirando al futuro, o sea, cultivando nuestra proyección a largo plazo. Y eso, nos hace sentir que contamos con un propósito en la vida. Pero es que además, al obtener ese sentido de dirección también desarrollamos la motivación a corto plazo y logramos levantarnos con ganas cada mañana, al tener una ‘misión’.

El diseño de metas te ayuda a organizar mejor tu tiempo y ser más productiva; y a establecer mejor cuáles son tus prioridades respecto a educación y recursos. Y es que al ganar claridad, tomas decisiones mucho más inteligentes y sientes más confianza en ti misma.

El proceso a seguir es el siguiente:

1.- Define tu GRAN VISIÓN de lo que quieres lograr en esta vida. Hay a quién le gusta imaginar su situación ideal a 10 años vista, porque en 10 años, se pueden conseguir un montón de cosas increíbles. Hay quién prefiere visualizar su vida dentro de cinco años, y hay quién elige hacerlo en tres. En cualquier caso, no escojas un margen de tiempo menor a tres años porque de hacerlo, lo más probable es que tus sueños se vuelvan pequeñitos y poco ambiciosos.

2.- Escríbelo. Pon sobre papel cuál es esa GRAN VISIÓN con todo lujo de detalle. Plasmarlo en el papel multiplicará las posibilidades de hacerlo realidad en un 42 por ciento. Merece la pena, ¿no?

3.- Asegúrate de que cubres las áreas más importantes de tu vida: Profesión, pareja, familia, finanzas, bienestar, creatividad, desarrollo personal, disfrute, amistad, educación… etc. No te centres solo en una sola cosa o crearás una vida desequilibrada.

4.- Divide tu GRAN VISIÓN en pequeñas metas que te ayuden a alcanzarla paso a paso. Por ejemplo, si quieres escribir un libro, a lo mejor lo primero que necesitas hacer es documentarte, o asistir a un taller de escritura, o crear una rutina… Analiza tu situación y decide cuál va a ser el primer paso (es el más importante)

5.- Asegúrate de que cada meta es concreta y se basa en el sistema SMART (específica, medible, alcanzable, relevante y emplazada en el tiempo) Mejorar mi salud no es una meta SMART, llegar a Navidad entrenando tres días por semana, sí lo es.

6.- Basa tus metas en el desempeño, no solo en el resultado. Si sacabas un 6 en una asignatura y tu meta es sacar un 9… Y resulta que sacas un 8. ¡Has mejorado dos puntos tu desempeño! No te quedes con la sensación de que no has alcanzado tu meta porque no ha sido así… has mejorado y eso es lo importante. ¡Aprende a relativizar!

7.- Jerarquiza tus metas y decide cuáles vas a abordar primero, en un orden lógico. Determina cuál es el primer paso y cuándo lo vas a dar.

Revisión de metas

Personalmente, reviso y escribo mis metas con bastante frecuencia y para ello, me sirvo de los ritmos de la naturaleza.

Por ejemplo, el ciclo lunar me recuerda cada mes que me pare a pensar si estoy caminando con dirección, o si, por el contrario, he perdido el rumbo. Cada Luna nueva me paro a reflexionar si estoy alineada con mis metas y hago las correcciones pertinentes de no ser así.

Además, cada estación me gusta llevar a cabo una revisión exhaustiva de prioridades y replantearme mis objetivos trimestrales.

La revisión anual generalmente la llevo a cabo coincidiendo con el solsticio invernal, ya que coincide con las celebraciones de Fin de Año. Aunque también sería lógico hacerlo con el equinoccio de primavera (0 de Aries).

Todo este sistema lo plasmo en la agenda anual Infinitos Sueños. Y además, a finales de año imparto un Taller de Tendencias Astrológicas (esta vez 2022) en el que además de analizar la implicación simbólica de los eventos astrológicos del año, realizamos ejercicios prácticos de diseño de metas y planificación anual 😉 De esta manera, el abordaje zodiacal resulta empoderador, en lugar de limitante. Tienes más info del taller aquí.

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