La escritora experta en Desarrollo Personal Caroline Myss habla de cuatro arquetipos de supervivencia que nos conviene conocer si queremos entender mejor la manera en la que enfrentamos los retos vitales y hasta dónde llega nuestra capacidad de salir airosas.
El concepto ‘arquetipo’ constituye parte esencial de la Psicología Analítica de Jung, y se refiere a los contenidos del inconsciente colectivo, que son comunes para toda la Humanidad. Así, cualquier ser humano, en cualquier rincón de la faz del planeta, tiene una idea clara de lo que es «la madre» que trasciende incluso su experiencia personal.
Las figuras arquetípicas son, por tanto, patrones o modelos de conducta que traemos de manera innata y que se activan ante determinadas circunstancias.
Si nos centramos en los cuatro arquetipos de supervivencia descubriremos que cada uno de ellos hace referencia a determinados miedos, vulnerabilidades y preocupaciones. Aunque no nos dejemos engañar: Son arquetipos neutros (no negativos) y conocer cómo operan en nosotras nos empodera.
Los principales arquetipos de supervivencia son: La niña, la víctima, la saboteadora y la prostituta.
El arquetipo de la niña
El arquetipo de la niña nos habla de nuestras primeras ideas sobre la vida, la seguridad, la dependencia y la responsabilidad.
La niña nos conecta con la imaginación y también con la inocencia. Supone un recordatorio de que en esta existencia es necesario pasarlo bien, disfrutar… y que nos hace falta reaprender a mirar el mundo con ojos nuevos.
El dilema que plantea la niña es el del apego. Su lección pasa por aprender a desarrollar una interdependencia saludable y diferenciar cuándo una debe asumir el mando y la responsabilidad y cuándo es necesario saber delegar y dejarse llevar.
En el arquetipo de la niña, encontramos variantes: La niña herida, huérfana, mágica, de la naturaleza, eterna, dependiente y divina.
El arquetipo de la víctima
Cada vez que culpamos a otros nos convertimos en víctimas. Así de simple… Y esa manera de proceder nos desempodera totalmente.
El arquetipo de la víctima es de gran utilidad para reconocer cuándo estamos adoptando esa tendencia tan poco saludable. También nos sirve para identificar nuestra propensión a abusar de otros.
En su faceta de sombra, la víctima nos lleva a autocompadecernos y pensar que el resto del mundo se aprovecha de nosotras. Sin embargo, con esta actitud, renunciamos a nuestro poder y nos posicionamos como sujetos pasivos a merced de los eventos y de la voluntad ajena.
Identificar el arquetipo de la víctima en ti te ayudará a asumir tu gran responsabilidad en la co-creación de tu destino y evitar caer en posturas fatalistas e interesadas.
El arquetipo de la saboteadora
El arquetipo de la saboteadora hace posible que comprendamos las múltiples maneras en las que nos ponemos la zancadilla. Así, cuando la vida nos sitúa frente a un reto, nos hacemos pequeñitas en lugar de envalentonarnos.
La saboteadora tiene mucho que ver con tus miedos y creencias. Aunque también hace referencia a la dificultad para abandonar la zona de confort y permitir que la emoción que trae la posibilidad de cambio supere el respeto que suscita la incertidumbre.
Detrás de la sombra de la saboteadora hay una marcada falta de autoestima que nos lleva a interponernos en nuestro propio éxito.
Es necesario conectar con el arquetipo de la saboteadora para identificar cuándo alguien está tratando de perjudicarnos, o en qué momentos nuestra peor enemiga somos nosotras mismas.
El arquetipo de la prostituta
El arquetipo de la prostituta nos enseña a mantener la integridad bajo cualquier circunstancia.
Y es que conectar con este arquetipo aporta mucha claridad sobre cuáles son tus valores clave y qué es para ti innegociable.
La prostitución en este contexto va más allá del sexo y habla de vender tus talentos, tus ideas, tus principios o tu esencia. Y si estás dispuesta a ello o no.
Porque siempre habrá cosas que el dinero no puede comprar… Tan solo se trata de clarificarlas y respetar tus propios límites.
¡Y estos son los cuatro arquetipos de la supervivencia.! Ahora que te resultan familiares, cuéntame si eres capaz de identificarlos en ti y cuál de ellos te ha enseñado más en las situaciones difíciles. ¿Te animas?
Yo confieso que durante la juventud trabajé especialmente la niña y la víctima. Sin embargo, tras el Retorno de Saturno (a partir de los 30) empecé a asimilar la sabiduría de la saboteadora (trabajando mi mentalidad) y comprendí que alinearme con mi propósito suponía priorizar mis valores (el mensaje más valioso de la prostituta)
Ahora es tu turno de contarme 😉
hola! yo me identifico contigo Julia ahora mismo me siento en la saboteadora, ya que me pongo la zancadilla constantemente pensándome que no soy capaz y posponiendo esa responsabilidad por miedo a fallar.
Lo bueno es que lo tienes identificado, María 😉 Ahora es cuestión de no dejarle hacer lo que quiera y trabajarlo.
Julia me identifique con la niña, pero en otras fases de mi vida con la saboteadora que me ayudó afianzar mi fuerza en decisiones que me daban miedo a tomar y estaban en mi cabeza por mucho tiempo aún me falta recorrido debo identificar muchas cosas para así poder llegar a mi oasis.
Un abrazo.
El camino al oasis es apasionante 😉
En ocasiones diría que los cuatro arquetipos están todavía muy presentes en mí, depende de la situación, de la época y de las circunstancias, me muevo demasiado por mis fluidos y por mis emociones, aunque debo reconocer que con los años he aprendido a manejarme mejor, pero sí, soy visceral y cíclica por naturaleza y me dejo llevar por mi temperamento, ello no quiere decir que por el hecho de vivir en sociedad no tenga que dominar dichos impulsos, claro está!
Si tuviera que decantarme por un arquetipo no podría porque en mi caso son dos, y creo que llevo marcadas la saboteadora y la víctima, aún así, pienso que las manejo bastante bien, pero en épocas de bajón, ellas son las que dominan, aunque ya las tengo caladas y sonrío para mis adentros cuando veo que afloran queriendo hacer de las suyas, pero no las dejo, o no las permito que dominen del todo.
Tienes razón, Cati, la experiencia nos ayuda a no permitir que estos arquetipos nos lleven por el mal camino, y poco a poco, aprendemos a controlarlos. 😉
Wow Julia, que resumen tan valioso de esta propuesta de Carolin Myss, amé su libro «El contrato sagrado» y me has despertado el interés, por sumergirme nuevamente en el estudio profundo de estos arquetipos. Gracias!!!
¡Qué gran libro! A mí también me encantó 🙂 Gracias a ti Lolimar!!