Encontrar a la diosa Fortuna

A la diosa Fortuna se le suele representar con los ojos vendados, como a la misma Justicia. Habitualmente, la vemos cargando con una rebosante cornucopia, que no es otra cosa que un gran cuerno repleto de flores, frutas, monedas y riquezas varias (símbolo de la abundancia y la prosperidad).

Y – seamos sinceras – somos muchas los que soñamos toparnos con ella de esa guisa… Posiblemente, Fortuna es una de las divinidades más esperadas y su llegada siempre es celebrada con alegría y entusiasmo.

Fortuna en el mito

¿Pero quién es en realidad la diosa Fortuna?

Según cuenta la mitología, Fortuna es la hija primogénita de Júpiter. Y eso ya le daba papeletas para convertirse en su ojito derecho…

Muchas veces aparece portando una rueda, que simboliza los caprichos de la existencia, las variaciones del azar. Porque la suerte, a veces es buena, y a veces… ¡todo lo contrario! (o si no que le pregunten a Murphy y sus leyes…) Aunque Fortuna lleva los ojos tapados, al igual que la Justicia… no trae consigo una balanza. Y ese matiz importa mucho, ya la suerte no es equitativa, sino caprichosa y jamás de los jamases se le pueden pedir explicaciones. Así que será mejor que nos hagamos a la idea de que los favores de la diosa Fortuna no están en venta.

Cómo atraerla a tu vida

Si buscamos estrategias para atraer a la diosa Fortuna a nuestras vidas, la lectura del libro El mito de la diosa Fortuna, de Jorge Bucay, es un buen punto de partida.

Su lectura nos ayudará a entender que la diosa Fortuna es veloz como Mercurio… y que de nada sirve salir corriendo detrás de ella porque es mucho más rápida que nosotros y le perderíamos la pista.

Por eso, precisamente, Júpiter le encomendó el importante menester de recoger el néctar y la ambrosía para los dioses antes de que saliera el Sol, cada mañana y los destruyera con su radiante luz.

Como a Fortuna no se la puede perseguir (jamás la atraparías), la opción más sensata que tenemos es la de salir en su búsqueda, a la espera de encontrárnosla. Y es que vale, es posible que alguna vez en tu vida te topes con la suerte de cara por pura casualidad… Pero en general, hace falta un poco de iniciativa para dar con ella. Ten en cuenta que nunca vuelve sobre sus propios pasos y es escurridiza como un pez. Por eso, en cada tramo del camino has de estar alerta por si aparece… y cuando lo haga, no dejarla escapar.

Atrapar las oportunidades al vuelo

Quizás sea posible hallar la suerte sin salir a buscarla, pero en general, las oportunidades se crean, querida amiga… Una abona y siembra el terreno con constancia para que el día de mañana resulte más sencillo recoger los frutos. Así, cuando Fortuna pase estarás alerta y no la dejarás marchar sin atenderte… porque llevas largo tiempo esperándola y sabías que tarde o temprano llamaría a tu puerta.

La lección que nos transmite el mito es precisamente ésa: Hace falta esforzarse con ahínco para propiciar la ocasión. Y es que salir a la búsqueda de la diosa Fortuna supone fijar objetivos, plantearse metas, y sobre todo… tomar decisiones que nos lleven a dar pasos y tomar acción.

Si esperas sentada a la suerte, ¡lo llevas claro!. Las probabilidades de que te encuentres con ella, son ínfimas. Es como planear ser millonario jugando a la lotería… Muy bonito, pero altamente improbable. Es bastante más sencillo (sin dejar de ser un gran reto) idear tu propio plan para hacerte millonaria.

Grábatelo a fuego en la mente: Al igual que el destino se construye, la suerte, se trabaja.

Y ahora te pregunto… ¿Cuál es tu visión de la fortuna? ¿Eres de las que la suerte les sonríe? ¿Por qué crees que es así?

¡Cuéntanos!

3 comentarios en «Encontrar a la diosa Fortuna»

  1. Mi sueño ganar el azar , una fuerte suma arreglar mi hogar , viajar dónde hay aguas termales para sanar mis huesos. Corregir mis errores como deudas .admiro mucho la belleza de la Diosa fortuna tengo muchos sueños y metas .

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  2. Hola!
    Reconozco que la suerte me sonríe, sobretodo cuando fluyo alineada con mi ser interior.
    Cuando me pierdo por el camino, no me sonríe pero tampoco se aleja mucho.
    Quizás sea mi optimismo que me haga verlo así, en cualquier caso nunca es un extremo ni de mucha mucha suerte ni todo lo contrario, me siento agradecida con mi suerte 🙂

    Responder

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