El rol de víctima y la indefensión aprendida

El concepto psicológico de indefensión aprendida fue acuñado por Martin Seligman y Steven Maier en 1967 tras realizar varios experimentos con perros.

Según sus estudios, los perros que fueron víctimas de descargas eléctricas sin tener opción alguna para evitarlas, no intentaban zafarse de ellas cuando la situación se repetía en el futuro. En cambio, los perros que no habían sido sometidos a descargas o que sí que habían podido evitarlas, encontraban fácilmente el mecanismo adecuado para no sufrirlas.

Qué es la indefensión aprendida

La indefensión aprendida es un estado que tiene lugar cuando una persona ha experimentado una situación dolorosa o estresante de manera repetida. El hecho de recaer varias veces en lo mismo actúa como condicionamiento y el individuo termina adquiriendo la creencia de que las cosas no pueden ser de otra manera, que, de algún modo, haga lo que haga, le va a seguir sucediendo lo mismo. Por tanto, se rinde, claudica… Lo da todo por perdido.

No es extraño que la indefensión aprendida esté relacionada tanto con la depresión como con el rol de víctima.

La indefensión aprendida tiene en parte que ver con el locus de control externo que nos lleva a pensar que nada depende de nosotras. Además, hace referencia a tres déficits o carencias:

  • Déficit cognitivo: Cuando sufrimos de indefensión aprendida no nos damos cuenta de que las cosas pueden ser diferentes.
  • Déficit emocional: La sensación de indefensión nos hace sentir mal y extremadamente vulnerables.
  • Déficit motivacional: Nos faltan fuerza y ganas para intentar cambiar las cosas.

Cómo acabar con el ciclo del victimismo

La indefensión aprendida puede ayudarte a creer que no tienes control sobre tu vida. Pero eso NO es verdad. Siempre hay alternativas. En cada momento tienes la opción de elegir cómo reaccionas ante lo que te sucede.

Si te sientes atrapada, estás ideas te ayudarán a ampliar tu horizonte y ver más allá del agujero mental en el que te estabas metiendo.

  • Toma conciencia y admite que te has posicionado en el rol de víctima y que has podido llegar a autocompadecerte sin aceptar tu parte de responsabilidad (y poder)
  • Explora y reconoce tus fortalezas y habilidades. Son las mejores armas de las que dispones para hacerle frente a las vicisitudes de la vida.

  • Pide ayuda y busca apoyo en tu comunidad. Obviamente, el acompañamiento de un psicólogo también es fundamental, sobre todo si tienes síntomas de depresión.

  • Transforma la manera en la que te hablas a ti misma.

  • Da el primer paso. Parece que no te llevará muy lejos pero es en realidad el más difícil y el que tiene la llave de tu empoderamiento.

¿A ti te ha pasado alguna vez sentir que no había salida para luego darte cuenta de que sí?

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