¿Qué supone en realidad ser una persona consciente?

Parece que eso de ser consciente está de moda. Es un adjetivo que empleamos a diestro y siniestro de manera recurrente.

Te confieso que fui parte de esa tendencia. En 2012, cuando empecé con el blog de Luna Dominante, el tag line de mi marca era «Astrología Práctica». Pasados unos meses lo empezaron a replicar en varios sitios y decidí cambiar a «Vida Consciente» (porque además, no hablaba únicamente de Astrología) Pero también se generalizó 😅 De hecho, a día de hoy lo podemos ver en todas partes: empresas conscientes, maternidad consciente, vacaciones conscientes, danza consciente, yoga consciente, alimentación consciente, fitness consciente, caminatas conscientes…

Sea lo que sea lo que ofrezcas, añade la palabra «consciente» detrás y ya te estarás posicionando… Y qué quieres que te diga, muchas veces es redundante. (¿puede el yoga no ser consciente?)

Sobre la conciencia

Para entender el significado del adjetivo «consciente», primero hemos de explorar las acepciones del término «conciencia». Y cuando lo hagamos descubriremos que dichos significados responden a dos matices: uno que hace referencia a la moral y otro que nos habla de un estado mental.

Por un lado la conciencia puede referirse a nuestro «Pepito Grillo» interior. Esa voz que nos dice qué es lo que está bien y qué es lo que está mal. O sea, el baremo que dicta las normas de comportamiento que debemos seguir.

Pero la conciencia también se refiere al conocimiento que tenemos sobre nuestros procesos mentales, pensamientos, sentimientos, sensaciones, percepciones y acciones. Por ejemplo, cuando estoy dormida o bajo los efectos de la anestesia, no soy consciente, pero cuando me despierto por la mañana y me tomó un café sí que lo soy.

¿Y qué es ser consciente?

Obviamente, todas estas empresas que utilizan el adjetivo «consciente» para posicionarse en los nichos espiritual o ecológico no lo hacen porque signifique estar «despierto» de manera literal, sino que aducen a su significado metafórico. O sea, el de «abrir los ojos a algo«, o «tomar conciencia de determinadas cosas que antes desconocía o pasaba por alto»

Por ejemplo, puedo haberme vuelto más consciente si antes no separaba la basura para reciclar, pero me he dado cuenta del impacto medioambiental que esto supone y en consecuencia he cambiado de actitud.

También puede ser que después de muchos años repitiendo el mismo patrón en relaciones de pareja, me he dado cuenta de que parte del problema era mi responsabilidad, y he trabajado mi propio autoconocimiento, volviendo más consciente y evitando así este tipo de automatizaciones.

Vivir de manera consciente es hacerlo poniendo atención a aquello que pensamos y sentimos, a cómo actuamos, cómo reaccionamos y cómo nos desenvolvemos en el entorno. Ser consciente implica cuestionarse, mantener una mentalidad abierta y no dar nada por sentado.

La meditación y el pranayama son dos acciones que nos pueden ayudar a vivir de forma más consciente y conectada.

¿Tienes algún otro consejo?

¡Te leo!

Deja un comentario

Suscríbete hoy a nuestra newsletter para mujeres empoderadas y descubre qué arquetipos determinan tu relación con el dinero y cómo alinearte con ellos para construir una vida más rica en todos los sentidos.